lamentables bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.
Se inspiraba en imágenes como los sobrevivientes a las bombas que andaban por ahí con quemaduras graves y los órganos mutilados. Es una nueva era para el baile, una "mudanza" a algo más en esencia que lo que pueda parecer.
Se maquillan color blanco y se usa poca ropa o desnudez, se trata de la esencia humana propiamente dicha.
Consta de movimientos más que nada, fundamentalmente, improvisados. Dejan que el cuerpo hable.
Es una reflexión sobre el cuerpo y su lugar en el espacio.
La primera obra butō fue Kinjiki (Colores prohibidos), de Tatsumi Hijikata, en 1959.
Ha llegado a todo el mundo, incluyendo América Latina, y es algo realmente digno de admirar.