Todos tenemos a un conocido que no puede dejar de presumir su inamovible determinación por hacer notoria su membresia en algún gimnasio (la utilice o no), inmiscuirse en los hábitos de ejercicio de los demás (independiente de los suyos propios) y ese aire de superioridad que le da el levantar piezas de metal contra la gravedad y ponerlas de nuevo en su sitio. Basados en las agradables y constructivas interacciones con esos seres, realizamos una compilación de algunos de estos individuos, que confunden el ego por hipertrofia muscular...y uno que otro accidente.
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